Sabemos que para ti como médico, tus pacientes son lo más importante. Por tanto, es necesario crear en ellos un sentimiento de seguridad.
Como pacientes, si la atención de un médico nos resulta segura e integral, es muy probable que en un futuro lo recomendemos con conocidos, familiares y amigos.
Es importante recordar el significado de la palabra confianza. Según la Real Academia de la Lengua Española:
De tal manera que se trata de dar seguridad y crear familiaridad en la relación médico-paciente.
Te presentamos 10 puntos para la práctica diaria que generarán mayor confianza en tus pacientes.
1. Escucha a tu paciente. Existen pacientes de todo tipo; algunos serán muy breves y concisos a la hora de explicar su sintomatología, otros son más reservados y tal vez esperen a que el médico haga preguntas (en ocasiones no explican a detalle su sintomatología por temor a que sea minorizada en ciertos aspectos). Todos los pacientes necesitan ser escuchados. Atiende cada una de sus solicitudes, realiza una escucha activa e involúcralo en la consulta. Todo esto deriva en un flujo de comunicación efectivo, y ello a su vez, una mejor relación médico-paciente.
2. Invítalo a expresar todas sus dudas. Muy relacionado con el punto anterior. Muchos pacientes se sienten intimidados por el médico y a veces no externan todas sus dudas. Esto es de vital importancia, ya que de ello depende un diagnóstico acertado y que el paciente lleve el tratamiento adecuado para su condición. Invítalos a indicar todas sus inquietudes, por mínimas que sean. Un paciente que despeja todas sus dudas, es un paciente tranquilo.
3. Rompe el hielo. En ocasiones, los pacientes vemos al médico como una figura de autoridad (y en cierta forma lo es, ya que en él depositamos nuestra confianza y la expectativa de tratar y/o solucionar condiciones médicas). Sin embargo, como en todas las relaciones personales, es bueno crear un ambiente ameno. Puedes comenzar con preguntas como ¿cómo te sientes?, ¿qué tal la escuela/trabajo?, cuestionamientos muy simples, pero que "suavizan" la relación médico-paciente.
4. Sé objetivo. Siendo seres humanos, a veces es difícil no hacer juicios, o ademanes, incluso expresiones faciales de descalificación o desconcierto. En la medicina (y en realidad, en todas las profesiones debería ser así) es esencial mantener la objetividad frente al paciente. Claro que hay pacientes más difíciles que otros, pero siempre es importante mantenerse al margen para no crear malentendidos.
5. Siempre explica a detalle. Como pacientes, la mayor parte del tiempo no estamos familiarizados con términos médicos. Explica en términos fáciles de comprender, y con lujo de detalle a tu paciente su diagnóstico, el tratamiento y cuidados que debe llevar. Es mejor aclarar todos los puntos para no dejar huecos que posteriormente den lugar a confusiones.
6. Sonríe. Sabemos que durante y después de largas jornadas de trabajo es complicado mantener la sonrisa en el rostro. Sin embargo, siempre se agradece una actitud positiva y agradable, y ello propiciará un ambiente de confianza y cordialidad.
7. Sé puntual. Evidentemente, esto es un trabajo que ambas partes, médico y paciente, deben llevar a cabo. Se trata del respeto y valor al tiempo del otro. En caso de que no puedas realizar las consultas, apóyate en tu asistente para que llame a los pacientes para avisarles que no será posible atenderlos, y así reagendar sus citas.
8. No te expreses negativamente de otros pacientes o colegas. ¿Le confiarías algo a una persona que habla mal de alguien más? Seguramente no, porque nuestros sentidos nos indican que si la persona tiene la facilidad de expresarse mal de alguien más, tendrá la misma facilidad para hacerlo de nosotros. Ante un cuestionamiento explícito o implícito, siempre es mejor guardar silencio y saber que tú solamente te ocupas de asuntos que te conciernen, la información de tus pacientes debe ser estrictamente confidencial.
9. Muéstrate ordenado. Este punto es clave, y está orientado hacia la organización de tus expedientes. Puede ser complicado mantenerlos en orden y al día, sin embargo es un trabajo que vale la pena, ya que demuestras interés y compromiso en tener los antecedentes, motivos de consulta, resultados de análisis y otros datos importantes de tus pacientes bien ordenados, sin pérdidas, traspapeleo ni confusiones.
10. Apóyate en la tecnología. Existen herramientas como el Expediente Clínico Electrónico, que te ayuda a mantener la organización de tus expedientes. Al utilizar un expediente clínico electrónico tendrás todos los datos necesarios de tus pacientes para tu consulta. Sin confusiones, sin preguntas a tu paciente de qué le recetaste y por cuánto tiempo. De esta manera tu paciente tendrá la confianza de que tienes todo bajo control.
Sabemos que como médico te interesa conocer los puntos clave para establecer y mantener sanas relaciones médico-paciente. ¡Comparte esta información con tus colegas!
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